El caso de Jon Rahm y el lazo amarillo

El caso de Jon Rahm y el lazo amarillo

Por Basilio Rogado

Jon Rahm portaba un lazo amarillo y eso trajo mucha polémica.

Volvemos a lo de siempre: antes se decía que “la mujer del César no solo debe de ser honrada, sino parecerlo”. En los tiempos que corren habría que cambiar la frase.Y decir, también con toda la razón, que “el César no solo debe de ser honrado, sino parecerlo”.

Viene esto al caso de Jon Rahm y el lazo amarillo. Lo lució en su gorra durante los cuatro días del torneo de los jugadores en la PGA norteamericana, The Players, dotado, ni más ni menos, que con 12.500.000$.

La explicación de la PGA

El aficionado español se ha hecho tantas preguntas al respecto, que no solo tuvieron escasa respuesta en las muchas horas de transmisión de la tele, sino que, finalmente, obligó a la PGA de España, no sé bien a cuanto de qué, a enviar un comunicado a los medios. Todo, para explicar el porqué del lazo. Sirva para resumir la nota de prensa, que la PGA de España se podría haber ahorrado porque, a mi entender, no tenía vela en este entierro, el encabezamiento de dicho comunicado:

“El golfista español luce un lazo amarillo en su gorra en favor del Jack Nicklaus Children’s Hospital, en Miami.Este tiene como objetivo recaudar fondos para el Pabellón de Atención Pedriática Avanzada. Al final del torneo, su bolsa y la de Rory McIlroy serán subastadas para recaudar fondos”.

Hasta aquí el comienzo del comunicado de la PGA de España, justificando lo que debería, en su caso, haber justificado el propio jugador que, aunque joven, ya es mayorcito.

Campaña solidaria para niños

El caso es que está muy bien el afán benéfico de la PGA norteamericana, de Taylor Made, empresa protagonista del hecho solidario, y no solo está muy bien, sino perfectamente bien que Jon Rahm, Rory McIlroy y otros jugadores se sumaran a dicha campaña. Ya que la bolsa de color amarillo con el logo de Tylor Made la llevaban también Dustin Johnson y otros jugadores, además de Rahm y McIlroy.

Pero, la cuestión a interpretar es la siguiente: ¿por qué Jon Rahm era el único que llevaba el lazo amarillo y Rory McIlroy, y otros jugadores no lo lucían?

Está claro que no se deben mezclar las churras con las merinas. Ni el deporte con la política; pero resulta que, aunque nos pese, ahora casi todo, por no decir todo, tiene que ver con la política. Y si no, que se lo pregunten al Barça y equipos subsidiarios.

Apoyo fiel al golf español

Jon Rahm, a pesar de llevar muchos años fuera de España, demostró, el pasado año, un apoyo absoluto al golf español. Y también a la Real Federación Española de Golf, al acudir -y ganar- al Open de España, alterando su calendario de principio de año y llegando al tee de salida del Centro Nacional de Golf, en Madrid, con la lengua fuera. Después de terminar cuarto en el Masters de Augusta, el domingo anterior.

Esfuerzo al que no se sumó Sergio García, que había quedado fuera del corte y tenía tiempo para venir a Madrid, y descansar. Para después recibir el aliento de los aficionados españoles que tanto le quieren y a los que el de Castellón parece no amar tanto.

Pero Jon Rahm, a pesar de sus estudios universitarios en los Estados Unidos -muy bien aprovechados por lo que se refiere a su inglés y sus respuestas periodísticas y, sobre todo, a sus éxitos deportivos- no debe de ser ajeno a los problemas que ocurren en su país, que es España.

Connotaciones políticas

Y lo de lucir un lazo amarillo en la gorra, cuando era el único que lo hacía, durante las cuatro jornadas de The Players, a sabiendas de las connotaciones políticas que esos lazos acarrean, no parece de recibo.

Claro que el amarillo y el lazo no tiene por qué ser una exclusiva de los independentistas catalanes. Y, de hecho, en los Estados Unidos significa algo diferente. Relacionado con causas mucho más justificadas y dignas.

Pero ese lazo, hoy por hoy, hiere la sensibilidad de millones de españoles. Y un español, que lleva la bandera de España -o debiera- fuera de sus fronteras, tendría que tener mucho más cuidado al elegir los símbolos que porta, sobre todo, si no eran necesarios para la causa benéfica. Como demostró McIlroy, que no lo llevaba.

Lo peor de todo, y esto si que descalifica, tanto a Rahm, como a los que le acompañan y le aconsejan, es que los aficionados al golf -solo unos miles- que siguieron la transmisión de The Players, al final, más tarde o más temprano, se enteraron del significado del lazo dichoso.

Pero ¿y los millones que vieron las imágenes ofrecidas por los informativos en las televisiones generalistas? ¿Quién les ha explicado que el lazo en la cabecita de Rahm era por una causa noble, como la de los niños enfermos del hospital de Jack Nicklaus, y  no por afinidad con los fuera de la ley que tienen secuestrados a los españoles de Cataluña?

Fuente: Golfinone.es (https://www.golfinone.es)