Claves para una alimentación consciente

La alimentación consciente (AC) o mindful eating es el arte de desplegar los pensamientos y sensaciones en cada bocado, y equilibrar la satisfacción y el bienestar con las necesidades físicas y emocionales de cada persona.  Busca poner todo nuestro interés en lo que estamos haciendo y tomar conciencia de qué, cómo, cuánto, por qué y para qué se come.

Recomendamos: Alimentación consciente: Comer con todos los sentidos

Ante el desafío de transformar la alimentación cotidiana en un proceso placentero y consciente, deberíamos plantearnos estas 10 interrogantes la próxima vez que vayamos a abastecer la despensa, cocinar o comer; así como poner en práctica las estrategias sugeridas en el sitio web de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, que te compartimos al final.

  1. ¿Qué me lleva a comer este alimento? ¿Siento hambre, ansiedad, alguna emoción en particular?
  2. ¿Lo que veo en el plato me gusta visualmente?, ¿su olor me aumenta el hambre o la disminuye?
  3. ¿Identifico cuáles son cada uno de los ingredientes que conforman ese plato?
  4. ¿Conozco la procedencia de esos ingredientes?
  5. ¿Logro de alguna manera sentir una conexión con los alimentos?
  6. ¿Cubre ese plato mis necesidades nutricionales? 
  7. ¿Mi cuerpo funcionará mejor si como todo lo que hay allí?
  8. ¿Qué emociones entran en juego durante todo el proceso?
  9. ¿Cómo me siento después de comer?
  10. ¿Qué nivel de hambre tengo al empezar, cuando estoy a la mitad del plato y cuando lo acabo?

Al ponerse en práctica, la alimentación consciente propicia que «escuchemos» con más detenimiento a nuestro organismo y aprendamos a diferenciar el hambre emocional del hambre fisiológica.

Estrategias para una alimentación consciente

La alimentación consciente (AC) o mindful eating es el arte de desplegar los pensamientos y sensaciones en cada bocado, y equilibrar la satisfacción y el bienestar con las necesidades físicas y emocionales de cada persona.  Busca poner todo nuestro interés en lo que estamos haciendo y tomar conciencia de qué, cómo, cuánto, por qué y para qué se come.

Recomendamos: Alimentación consciente: Comer con todos los sentidos

Ante el desafío de transformar la alimentación cotidiana en un proceso placentero y consciente, deberíamos plantearnos estas 10 interrogantes la próxima vez que vayamos a abastecer la despensa, cocinar o comer; así como poner en práctica las estrategias sugeridas en el sitio web de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, que te compartimos al final.

  1. ¿Qué me lleva a comer este alimento? ¿Siento hambre, ansiedad, alguna emoción en particular?
  2. ¿Lo que veo en el plato me gusta visualmente?, ¿su olor me aumenta el hambre o la disminuye?
  3. ¿Identifico cuáles son cada uno de los ingredientes que conforman ese plato?
  4. ¿Conozco la procedencia de esos ingredientes?
  5. ¿Logro de alguna manera sentir una conexión con los alimentos?
  6. ¿Cubre ese plato mis necesidades nutricionales? 
  7. ¿Mi cuerpo funcionará mejor si como todo lo que hay allí?
  8. ¿Qué emociones entran en juego durante todo el proceso?
  9. ¿Cómo me siento después de comer?
  10. ¿Qué nivel de hambre tengo al empezar, cuando estoy a la mitad del plato y cuando lo acabo?

Al ponerse en práctica, la alimentación consciente propicia que «escuchemos» con más detenimiento a nuestro organismo y aprendamos a diferenciar el hambre emocional del hambre fisiológica.

Estrategias para una alimentación consciente

Siéntese

No coma sobre la marcha. Tome asiento. Es menos probable que aprecie su comida cuando realiza múltiples tareas.

Apague la televisión (y todo lo demás con pantalla)

¿Alguna vez ha mirado hacia abajo desde su teléfono, tableta o computadora, solo para preguntarse dónde fue toda la comida? Estas distracciones nos hacen menos conscientes de qué y cuánto comemos.

Sirva sus porciones

Resista comer directamente de la bolsa o de la caja. No solo es más fácil comer en exceso cuando no puede ver cuánto ha ingerido, sino que también es más difícil apreciar completamente su comida cuando está oculta a la vista.

Elija el plato más pequeño

Es posible que desee menos si ve menos. Los platos más pequeños lo ayudarán a controlar las porciones.

Trate de masticar 30 veces por cada bocado

30 es una guía aproximada, ya que podría ser difícil obtener hasta 10 masticables de un bocado de avena. De lo que se trata es de tomarse el tiempo para disfrutar los sabores y texturas en su boca, antes de ingerir un alimento. Además, comer más despacio logra una disminución de la ingesta. La AC dicta que habrá una mejor absorción de nutrientes, la regulación del apetito y una mayor saciedad.

Deje los cubiertos

Deje los cubiertos después de cada bocado, y no los vuelva a levantar hasta que haya disfrutado e ingerido lo que ya tiene en la boca. Esta es una de las reglas de oro de la AC.

Intente comer en silencio de vez en cuando

Cuando está tranquilo, es natural que la mente divague; reconozca estos pensamientos y luego vea si puede volver suavemente a su experiencia de comer. Sea consciente de la textura, los sabores y los olores de la comida, y aprecie plenamente el momento. Aun con el ritmo vertiginoso de la cotidianidad, el verdadero placer requiere de otro tempo, otros ritos, una sincronía entre el bienestar espiritual y físico que merece disfrutarse con pausa.

Empezar a practicar la AC, al menos una o dos veces por semana, es un primer paso, y luego ir añadiendo días a lo largo del tiempo; poco a poco y viviendo a plenitud el goce de poner todos nuestros sentidos en función de lo que comemos.

Fuente: Revista Excelencias Gourmet