En 2023, desde el 31 de marzo al 9 de abril, la Semana Santa de Cádiz saldrá por primera vez a la calle como fiesta declarada de Interés Turístico Nacional.
Entre los diez días que transcurren entre el Viernes de Dolores y el Domingo Resurrección un total de 29 hermandades y una Sección de Penitencia recorren las calles de Cádiz. En total son 52 pasos. Y más de 10.000 personas en los cortejos. Tanto las imágenes como los pasos en los que procesionan son auténticas joyas patrimoniales. Algunas con más de cinco siglos de antigüedad.
Como andaluza que es, la Semana Santa de Cádiz tiene una serie de características comunes a las del resto de la región: el color, la música, la pasión propia de Andalucía se ve claramente reflejada en la Semana Santa gaditana
Factores que la hacen especial
Pero además hay varios factores que hacen de la Semana Mayor gaditana especial y diferente.
Hay que empezar por la situación geográfica de Cádiz. Una península rodeada de mar por sus cuatro costados. Excepto por el istmo que la une a San Fernando (por cierto, otra isla) y los dos puentes que la conectan con Puerto Real.
Es difícil andar más de 10 minutos por las calles del centro de Cádiz sin tropezarte con el mar. Ya sea en forma de playa o balcón. Los recorridos de Semana Santa no son una excepción y son muchas las cofradías y hermandades que realizan su estación de penitencia hacia la Catedral junto al mar.
En muchas ocasiones además coinciden con la puesta de sol lo que permite disfrutar de unas estampas únicas y que no se pueden ver en otras ciudades.
La luz de Cádiz es distinta y Benito Rodríguez Gatiu, biógrafo del genial Ortega Brú, cuenta que el imaginero sanroqueño pasó varios días en Cádiz viendo como incidía la luz sobre los objetos para poder crear el majestuoso Cristo del Perdón.
Cada calle una historia
La ciudad de Cádiz deja embelesado a todo el que la visita. Su forma, su pequeño tamaño, su disposición, su mezcla de estilos arquitectónicos fruto de su longeva existencia de más de 3.000 años hacen de la ciudad un tesoro que descubrir a cada paso. Cada esquina, cada plaza, cada calle tiene su historia. Y la Semana Santa lleva al visitante a todos esos lugares.
La inmensa mayoría de templos se encuentra en el caso antiguo, la parte de Cádiz con más interés turístico. Un área recogida que se recorre fácilmente a pie, prácticamente plana. En la que además abundan los establecimientos hoteleros y alojamientos singulares.
Por esto Semana Santa es un momento ideal para descubrir Cádiz. La ciudad trimilenaria que cuando llega primavera guarda el antifaz y el pito de caña y saca el capirote y el incienso
La imaginería
Además de la ciudad en sí, la Semana Santa de Cádiz se caracteriza por contar con una impresionante y a veces desconocida imaginería. Hay que partir de la base de que durante los siglos XVII, XVIII y XIX la ciudad fue el principal puerto de España con América.
Esto hizo de Cádiz una ciudad rica y próspera. A donde llegaban mercaderes, comerciantes y artistas de toda Europa para embarcar hacia las Américas. Muchos dejaron aquí su huella con imágenes valiosísimas.
Por desgracia la ciudad de Cádiz también ha sufrido ataques como el de la flota angloholandesa en 1596, el maremoto de Lisboa de 1755. O los ataques de los radicales durante la Segunda República y la posterior Guerra Civil que se cebaron con las imágenes, patrimonio de las cofradías y templos de la ciudad.
El «Greñuo»
Cuentan los más viejos que el mismísimo Nazareno de Cádiz fue arrojado a una pira encendida por los radicales en los preludios de la Guerra Civil y que unos valientes vecinos del barrio de Santa María lo sacaron de las llamas arrastrándolo por sus pelos. Luego su cabeza y manos fue escondida en un cubo en el fondo de un pozo de la calle Botica durante meses hasta que pudo ser recuperado y restaurado. Cada madrugada del Viernes Santo, el Greñúo, que es como se conoce en Cádiz a su Señor, pasa por esa casa de la calle Botica en señal de agradecimiento.
Se perdió un gran patrimonio, quizá el más valioso y antiguo pero por fortuna se salvó otra parte que aún continúa hasta nuestro días. La imagen más antigua de Cádiz es el Señor de la Sentencia que procesional el Miércoles Santo y que data de finales del siglo XV.
Por antigüedad y calidad hay que citar dos obras de Jacinto Pimentel: los Cristos de las hermandades de Humildad y Paciencia y de Columna, ambos del siglo XVII. No hace falta más que verlos para darse cuenta de su antigüedad, valor y calidad.
El Cristo de la Buena Muerte
Pero si hay un Cristo en Cádiz que despierta el interés de todos, independientemente de su fe es el de la Buena Muerte que se venera en la iglesia de San Agustín y que procesiona el Viernes Santo a oscuras, con la única luz de sus cuatro hachones.
Mucho se ha escrito sobre esta talla: se habla de su perfección, de sus formas, de su postura. Algunos incluso apuntan la posibilidad de estudiar anatomía sobre ella dada la perfección técnica lograda por su autor. Pero nadie sabe a ciencia cierta quién fue. Es uno de los misterios de la Semana Santa de Cádiz, o quizá hasta de la historia de Cádiz. Teorías las hay a cientos aunque una de las más comentadas y famosas, aunque sin confirmar, es que fue obra del archiconocido Gian Lorenzo Bernini