Es muy importante toda la información que el vino nos ofrece en vista. Cuando somos amantes del vino, ya el mundo del vino no es blanco y tinto.
La mayoría de las variedades de uvas tienen una pulpa incolora y el color se encuentra en la piel de las mismas. Es así como de las uvas blancas producen vino blanco, de las uvas tintas obtenemos vinos blancos, rosados y tintos.
Los colores nos brindan una información muy relevante, pues aparte de deleitarnos de su gama de colores se puede adivinar la edad del vino. Es más, muchos sommeliers por el color identifican el tipo de uva que están catando.
Es muy importante inclinar la copa sobre un fondo blanco para apreciar de mejor manera los colores del vino.
Los vinos blancos y espumantes en su generalidad son elaborados para tomarlos jóvenes. De acuerdo a la variedad y edad, la gama de colores son amarillos cristalinos con notas verdosas o pajisas y van evolucionando conforme pasan los
años llegando a tonos de amarillos ámbar. En resumen, el vino blanco y espumante se vuelve más opaco con el paso del tiempo y van perdiendo cualidades
Los vinos rosados también se los tiene que beber jóvenes, su color dependerá de la variedad de uva tinta con la que fue elaborado y el tiempo que el enólogo extraiga el color de la piel de la uva pueden ir brindando desde notas rosa, pálido, brillante, o intenso con destellos con tonos rojos. Cuando el vino rosado va ganando en años toma tonos más anaranjados.
En el vino tinto encontramos más tonos de colores, tanto por el tipo de uva que se elabora como por su crianza. A diferencia de los blancos conforme pasan los años van tomando un color teja. Esto quiere decir que se va aclarando.
La gama de colores del tinto es mucho más amplia. Cubre colores cerezas, violetas, púrpura, rubí, granate, bordó etc. Cuando el vino tinto va tomando tonos teja se trata de un vino de mayor edad.
El brillo en un vino es vida y es otro aspecto que podemos apreciar en vista. Si el vino no brilla es un vino muerto. La forma correcta de apreciar el brillo es inclinando la copa hacia nuestro cuerpo.
Y, por último, las lágrimas o piernas nos dicen el nivel de alcohol. Se lo observa al girar levemente el vino en las paredes de la copa y la fluidez del mismo nos informa que mientras más rápidas y abundante es el deslizamiento del fluido, el vino tiene más alcohol y viceversa, si las lágrimas son las lentas implica menos alcohol.
La información que ofrece la vista, estimula los sentidos y si observamos con conciencia vamos a disfrutar mucho más de la bebida de los Dioses “EL VINO”.
Fuente: Revista Excelencias Gourmet