No es la primera vez que escribo sobre armonías. Antes de entrar en materia, quiero hacer un paréntesis para explicar por qué prefiero usar esa palabra, en lugar de “maridaje”.
En primer lugar, porque éste, según la Real Academia Española de la Lengua, es el “enlace, unión y conformidad de los casados”, mientras que la palabra “armonía” es, en su tercera acepción, la “proporción y correspondencia de unas cosas con otras en el conjunto que componen”. Dicho lo anterior, armonía me parece más acertada pero, sobre todo, más bella, estéticamente hablando.
Armonía con diferentes bebidas
Durante mucho tiempo, en especial por influencia de Francia, la armonía perfecta, la más adecuada para disfrutar comiendo, era la de los alimentos con los vinos (especialmente, con los de ese país).
Poco a poco, conforme fue evolucionando y asentándose la Cocina de la Libertad en todos los establecimientos, en especial en los de alta cocina, esa rigidez ha ido cambiando en muchas direcciones. Por una parte, todo el mundo acepta que, en la actualidad, hay excelentes vinos en muchos países, sobre todo en Iberoamérica, incluyendo España.
Por otra parte, se ha hecho evidente que, para disfrutar comiendo, no es necesario limitar la parte líquida a los vinos, ya que hay otras muchas bebidas que pueden combinar perfectamente con la comida. Por citar un ejemplo, la mayoría de los países de Europa elaboran cerveza y no vino. Por supuesto que lo importan y pueden disfrutarlo en cualquier comida o cena, pero, en líneas generales, su bebida habitual es la cerveza.