En una semana en la que las tradiciones no faltan, las recetas tampoco. El 1 de noviembre, en España, se celebra el Día de Todos los Santos. Entre sus muchas acepciones, es un día para honrar a la familia en muchas formas y una de las más tradicionales es con la comida.
Los buñuelos son uno de esos dulces que se llaman «de toda la vida». El buñuelo es una bolita hueca hecha con masa choux frita.Es una masa muy humilde, hueca en su interior, pero muy esponjosa, frita y rellena de crema pastelera, nata, crema de chocolate o cabello de ángel y espolvoreada con azúcar. Una bomba dulce, nunca mejor dicho.
En Todos los Santos se conmemora a los ancestros familiares, tradición iberoamericana por excelencia. Desde aquí, te enseñamos como preparar unos deliciosos buñuelos.
¿Qué necesitamos para hacerla?
- 200 g de agua
- 30 g de mantequilla
- 20 g de azúcar
- 130 g de harina corriente
- Una pizca de levadura
- Una pizca de sal
- 4 huevos
- Aceite de girasol para freír
- Azúcar glas para espolvorear
Elaboración
Hacer buñuelos, sinceramente, no es la preparación más sencilla, sobre todo porque hay que dar con la temperatura perfecta para que se inflen.
Para empezar, vamos a calentar el agua en una olla junto a la mantequilla, el azúcar y la sal, a fuego lento mientras removemos para que no hierva, pero todo se derrita. Al quitarla del fuego, sé rápido y no te subas a las nubes, echa rápido la harina y remueve con fuerza con las varillas.
Vuelve a meter la olla en el fuego bajo y sigue removiendo hasta que quede una gran bola sin grumos. Ahora debemos apartarla del fuero y dejar que se temple durante un buen rato. Si no lo hacemos, el huevo se cuajará con el calor.
Una vez atemperado, añadimos los huevos uno a uno mientras removemos con la pala. La masa deberá quedar lisa y uniforme y debemos volver a templarla.
Ahora, calentamos el aceite a fuego medio en una sartén pequeña, donde no quepan demasiados buñuelos para que no se te descontrolen. Debes tener en cuenta la cantidad de aceite y la sartén usada para que los buñuelos puedan flotar.
Hemos de formar pequeñas bolas de masa, atendiendo a que al freírse se harán cuatro veces más grandes (por eso adquieren el nombre de buñuelo de viento). Cuando están hechos, por un lado, ellos solitos, se dan la vuelta, al hincharse de aire. Deben dorarse bien e hincharse, muy importante, si no no están hechos por dentro.
Una vez hechos, los vamos a sacar con una espumadera a un papel de cocina para que empape el aceite restante. Cuando se enfríen, podremos rellenarlos de crema, nata o chocolate, o lo que más te guste. Finalmente, espolvoreamos con azúcar.