De mucho sabor y muchas propiedades, el anacardo es “pseudofruto” de un árbol curioso, pues la flor de la que crece el fruto que luego habremos de secar es, visualmente, una seta que crece de un árbol, el Annacardus Occidentale. La capota, llamada manzana de anacardo, es venenosa, así que mejor dejémoselo a los recolectores.
Un seco milagro para la salud
Los anacardos se cultivan en Colombia, Venezuela, Panamá, Perú, España y Brasil. Se trata de uno de los frutos secos más atractivos por sus beneficios basados en sus grasas naturales, su textura melosa al cocinado y crujiente al crudo, sin ser especialmente duro, y un sabor dulzón parecido al de la almendra. Se come en todas sus variantes: crudo, frito, tostado, garrapiñado y bañado.
La propia OMS recomienda el consumo de anacardo cuando se padecen problemas cardiovasculares así como para prevenirlos. Cuenta con triglicéridos que contrarrestan el colesterol “malo”. Las grasas vegetales de los anacardos componen una importante base de antioxidantes que previenen enfermedades del corazón por desgaste. Este fruto seco compone un potente “cardioprotector” natural.
Gracias a los aportes de magnesio del anacardo, los huesos y tejidos duros salen beneficiados de su consumo. Además, equilibra el calcio y por sus azúcares ayuda a relajar los músculos y el sistema nervioso. Por ello, es un buen regulador del sueño, ya que contiene grandes cantidades de triptófano, que contribuye a la segregación de serotonina. Esto también ayuda a quienes sufren alteraciones mentales y emocionales que afectan al sueño, como la ansiedad. También contribuye a la regulación del apetito, de la temperatura corporal y los ciclos de sueño y vigilia. El sistema digestivo también se beneficia de los aportes en fibra del anacardo.
La dosis recomendada al día es de unos 30 gramos, lo que equivale a unas 15 o 20 piezas de anarcado.
El toque especial para la cocina
En la cocina el anacardo es todo un galán. Le va bien a casi todas las recetas y cautiva los paladares de los comensales. Es una gran base para algunas salsas, si lo trituramos, o acompañamiento esencial en otras si lo tostamos. Te vamos a dejar por aquí un par de recetas para que prepares los anacardos como más t
e gusten, pero te aseguramos que te van a gustar, y con todo lo que hemos comentado, ¿cómo resistirse a tomarlo?
- Pesto de anacardo y espinaca.
- Esta salsa italiana tiene muchísimas variantes. Usualmente, se prepara con piñones, pero dicho fruto seco es más complicado al gusto y a la compra, por lo que conseguir unos anacardos será más sencillo. Con 100 gramos de espinacas frescas, un diente de ajo, 50 gramos de parmesano italiano, 50 gramos de italianos, aceite y sal, conseguirás un pesto verde riquísimo para combinar una pasta o un pescado. Prepararlo es tan sencillo como echar en la batidora el ajo y las espinacas e ir añadiendo unos anacardos previamente fritos, el queso y el aceite y ajustarlo de sal al final.
- Pollo al curry con anacardos. Es una receta algo más elaborada, pero digna de preparar y de comer. La cocina hindú también agradece la presencia del anacardo en sus mercados.Se prepara en sartén, con pollo, curry en polvo, leche de coco, pimiento, cebolla y anacardos. Se acompaña con un poco de arroz por cada ración. Los anacardos le aportan el toque crujiente a una receta muy aromática y sabrosa que se prepara en unos sencillos pasos y que te salva de cualquier apuro.
Fuente: Revista Excelencias Gourmet