Al golf español le faltaba muy poco para completar su éxito: el golf femenino. Esperado por la alta calidad demostrada por la versión masculina del deporte, en 2013 las golfistas españolas, por fin, han enseñado todo su potencial. Y lo ha hecho de la mano de mujeres jóvenes con mucho talento en sus manos, capaces de destacar en los ambientes más hostiles y en las competiciones más duras y exigentes del mundo. Hablamos de la Solheim Cup, del campeonato del mundo match play, del LPGA o del LET. En definitiva, de los torneos de todo el mundo. El proceso ha sido lento, largo y duro, pero el ambicioso proyecto de formación juvenil ha derivado en la excelente situación actual, con Carlota Ciganda, la mejor jugadora de Europa, Beatriz Recari y Azahara Muñoz al liderando una nave que parece imparable. El golf femenino español ha encendido la mecha.
Marta Figueras-Dotti, el germen
Muchos han sido los intentos por destacar en un deporte que ni contaba ni cuenta con el mismo poder económico que su competidor masculino. El esfuerzo más destacable, y, por ser el primero, probablemente el culpable del momento actual, fue el de Marta Figueras-Dotti. Hija de Luis Figueras-Dotti, presidente de la Federación Española de Golf entre 1981 y 1988, la golfista madrileña fue durante muchos años la mejor expresión del golf femenino en España y aún hoy reside en ella la base del futuro del femíneo golf nacional pues es la entrenadora y seleccionadora del equipo nacional español.
En 1982, Figueras-Dotti ganó el British Open (entonces no estaba considerado como uno de los cuatro majors) sin haber dado aún el importante paso al profesionalismo. Su magnífica victoria le dio el impulso necesario para iniciar una aventura en Estados Unidos, donde fue de las mejores jugadoras universitarias a principios de los ‘80. En 1984 empezó su prolífica carrera en el LPGA (circuito estadounidense femenino): se coronó como mejor novata del año y puso al golf español sobre el mapa de las competiciones entre mujeres. Peleó durante años y, tras múltiples coqueteos con la victoria, Figueras-Dotti consiguió al final ganar en territorio estadounidense en 1994 (Cuo Noodles Hawaiian Ladies Open).
El efecto ‘Carriedo-Martí’
Aquello promocionó el golf entre las mujeres en nuestro país. Lo sacó del agujero. Sin embargo, hubo que esperar demasiado para encontrar una sucesión de garantías. En concreto hasta 2001. Entonces, mientras Figueras-Dotti empezaba su andadura al frente del equipo español y se responsabilizaba de la base del golf femenino, se encendieron dos luces: la barcelonesa Paula Martí y la zaragozana Raquel Carriedo. Un dueto que hizo vibrar a Europa con sus maravillosos duelos a principios de siglo.
El impactante efecto que estas dos jugadoras provocaron duró un par de años. Preciosos. Competitivos. Ilusionantes. Y, sobre todo, muy intensos. Entre 2000 y 2002, Carriedo y Martí asolaron Europa. La primera se convirtió en 2000 en la primera española en formar parte de la Solheim Cup (la Ryder femenina) e, incluso, jugó una segunda edición en 2002, ganó cuatro torneos del circuito europeo y la Orden de Mérito de dicho circuito en 2001; Martí, por su parte, fue Rookie del Año de 2001, ganó la Orden de Mérito de 2002, curso en el que también defendió a la escuadra europea en la Solheim y que aderezó con dos victorias intercontinentales, además de un torneo compartido con el Tour australiano y un prestigioso segundo puesto en el British de 2002.
Su esfuerzo no tuvo el reconocimiento deseado ni merecido y el debilitado golf femenino español se agarró a Ana Belén Sánchez. La malagueña, que formó parte de la Solheim en 2003, ganó un campeonato del circuito europeo en 2004 y otro en 2005. Su relevo estuvo cerca de perderse, pero Tania Elósegui lo cogió a tiempo pocos años después. La guipuzcoana aceptó el reto en 2009, ganó un torneo del circuito europeo y terminó tercera en la Orden de Mérito. Todo ello, le llevó a disputar la Solheim de 2009.
El relevo definitivo
Fueron años complicados, con poca presencia internacional a pesar de los terribles esfuerzos que se realizaban. Pero se habían hecho las cosas bien. Muy bien. Sólo faltaba encontrar el momento para terminar de encajar las piezas. Y España encontró su golf. A lo grande. Desde entonces, el golf femenino español no ha dejado de crecer. Casualmente, ese mismo 2009 nació en España el Banesto Tour, el circuito femenino que hoy pelea por sobrevivir.
Por Fernando López- Lorenzo
El momento más destacable tras el liderazgo de Elósegui vino de la mano de Azahara Muñoz, uno de los principales valores del golf nacional. En apenas cuatro años, la malagueña ha conquistado Estados Unidos gracias a un extraordinario nivel (en mayo de 2012 ganó el Sybase Match Play Championship, el mundial match play). En septiembre de 2009, dos semanas después de hacerse profesional, Azahara Muñoz venció en el primer torneo que disputaba. Fue en el Madrid Ladies Masters, tras una apoteósica última jornada y un impresionante playoff contra la excelente jugadora sueca Anna Nordqvist. En octubre de aquel año la malagueña volvió a ganar, esta vez en el circuito nacional. Todo ello, unido a una potente formación universitaria y competitiva en Estados Unidos, le llevó a hacer las América, donde ganó el premio de Rookie del Año del LPGA. Ese excelente juego, alegre como pocos, le valió para formar parte del equipo europeo de la Solheim en 2011, competición que Europa ganó gracias al punto final obtenido por la española. Los eslabones ya no eran casuales. España estaba haciendo las cosas bien.
Aquel impulso vino aliñado por Beatriz Recari. Natural de Pamplona, donde florecen excelentes golfistas españoles, Recari también se colocó un laurel sobre la cabeza en 2009. Ganó el Finnair Masters en el desempate gracias a un impresionante hierro 4 desde 161 metros que encontró el hoyo. Después, se preparó para desembarcar profesionalmente en Estados Unidos. Probablemente la jugadora más regular que ha visto España en toda su historia, Recari pronto dejó su sello en el LPGA. En octubre de 2010, la pamplonica venció en el CVS/Pharmacy LPGA Championship. Tres lustros después, España volvía a triunfar en Estados Unidos. Aquella victoria, que valió para que Recari fuera segunda en la votación para mejor novata del año en el Tour estadounidense, fue la confirmación definitiva del golf femenino español.
Junto a Muñoz y Recari, que volvió ha convertido su historia ganadora en algo usual al vencer otras dos veces durante 2013, aparecieron otras dos jugadoras: la gaditana Belén Mozo y la navarra María Hernández. La primera llegaba con una imponente carta de presentación. En 2006 ganó el British Girls y el Ladies British Amateur, algo sólo logrado otra vez en la historia (en 1972 por la inglesa Michelle Walker). Pero su paso al profesionalismo se ha hecho más duro de lo esperado, aunque su amplio historial como aficionada permite presagiar un inmediato futuro muy prometedor. Por otro lado, Hernández, también inmersa en la aventura americana, si cuenta una victoria como profesional y que en 2013 ha disputado de forma íntegra el circuito estadounidense junto a Recari, Muñoz y Mozo. Un potente y joven cuarteto, ninguna supera los 26 años, sin precedentes en la historia del golf femenino español. Y todavía falta la última espada.
El 8 de diciembre de 2012 Carlota Ciganda se convirtió en la mejor jugadora de Europa. Con sólo 22 años y en su primera temporada en el circuito, la pamplonica ganó dos torneos y cosechó magníficas actuaciones que le llevaron a liderar la Orden de Mérito y apresar el premio de mejor debutante del año. Un hito sólo perpetrado previamente por una leyenda viva del golf femenino: la inglesa Laura Davies. Su carrera, también dirigida a Estados Unidos, se antoja impresionante y su techo, indetectable.
Ciganda aprovechó el momento español en Estados Unidos y se unió al buen grupo de golfistas españolas que ya estaba allí. Todas ellas han estudiado en las universidades norteamericanas, por lo que la adaptación a la competición ha sido más sencilla de lo que se podría esperar en un primer momento. Exhibiciones constantes como las de Recari durante toda la temporada o la sobresaliente actuación en la pasada Solheim Cup en Colorado (Estados Unidos), donde Ciganda, Recari y Muñoz protagonizaron la mayor victoria de la historia de la competición intercontinental, son sólo algunas pruebas más de que, por fin, le ha llegado el turno a las golfistas españolas. Y no parece que sea un farol. Que tiemble todo el mundo.