El golf español en los Juegos Olímpicos (I): Río de Janeiro 2016

El deporte del golf, ausente de unos Juegos Olímpicos durante 112 años, cumplió con nota sobresaliente su retorno al Programa Olímpico. Río de Janeiro, tan entusiasta y bullanguera, se contagió del espíritu golfístico, acaparando la atención de miles de aficionados que, tanto en el torneo masculino como femenino, disfrutaron con el espectáculo generado por las grandes estrellas del golf mundial.

A los cuatro representantes olímpicos españoles –Rafael Cabrera-Bello, Sergio García, Azahara Muñoz y Carlota Ciganda–, independientemente de los resultados cosechados, les quedó la conciencia del brillante trabajo realizado durante muchos años para llegar hasta ese punto y contribuir a registrar un apunte importante en los anales de la historia del deporte español: la consideración como primeros golfistas en participar en unos Juegos Olímpicos.

Diplomas olímpicos para Rafael Cabrera-Bello y Sergio García

La historia, igualmente, se encargará de recordar el enorme final sin premio para Rafael Cabrera-Bello, quinto clasificado, y Sergio García, octavo, en el Campo Olímpico de Reserva de Marapendi, donde por unos minutos la medalla de bronce llevó el nombre del golfista canario. Rafael Cabrera-Bello anotó 67 golpes (-4) en la primera ronda, mientras que Sergio García vivió en una montaña rusa en la que convivieron sus grandes aciertos con otras acciones en las que fue penalizado en exceso. 

En la segunda jornada, ni la lluvia ni un desafortunado triple bogey en su tercer hoyo del día pudo con Rafael Cabrera-Bello. El canario terminó victorioso, sexto provisional a tres golpes de los metales, mientras que Sergio García era vigesimosegundo en una ronda donde del castellonense circuló pasado por agua durante muchos hoyos, unas condiciones muy complicadas que sin embargo, a base de profesional eficacia, no condujeron al desastre: vuelta en 72 golpes para seguir viviendo en negativo (-1) de cara a la recta final del torneo.

A falta de 18 hoyos, Rafael Cabrera-Bello era la principal baza española para conseguir una medalla en los Juegos Olímpicos 2016. Siete golpes le separaban del oro y cuatro del bronce tras protagonizar, junto a Sergio García, vueltas complicadas. El grancanario, una vez más, se repuso de un inicio gris, mientras que el castellonense se impulsó con una fantástica remontada que se quebró en los hoyos 13 y 14.

Ilusionante estreno femenino español

Apenas tres días después dio comienzo el torneo femenino, donde Carlota Ciganda y Azahara Muñoz generaron buenas dosis de emoción en su estreno olímpico. Las españolas dotaron a los Juegos de un ritmo de swing español, a las primeras de cambio, en una jornada histórica que situó a ambas en la parte de arriba de la clasificación, cuarta y séptima tras 18 hoyos donde las emociones y el espectáculo adquirieron durante mucho tiempo color rojigualda.

Navarra y malagueña, junto a sus 58 rivales, revindicaron con juego solvente y certero la presencia de mujeres, por primera vez en la historia, en unos Juegos Olímpicos, un honor que recayó si cabe con mayor fuerza en la brasileña Miriam Nagl, la irlandesa Leona Maguire y la malaya Kelly Tan, las primeras en salir al campo.

Un poco más tarde, a las 09:03 hora local, la malagueña Azahara Muñoz se convirtió en la primera golfista española en golpear la bola en unos Juegos Olímpicos, un impacto certero que repitió media hora después, a las 09:36, la navarra Carlota Ciganda.

Cuarta y séptima tras los primeros 18 hoyos, las dos españolas iban a rebufo de la tailandesa Ariya Jutanugarn, ganadora ese año de cuatro torneos en el Circuito Americano.

Dieciocho hoyos después, Azahara Muñoz y Carlota Ciganda echaron mano de todos sus recursos golfísticos para enfrentarse con bravura al drama en el que por momentos se convirtió la segunda jornada del torneo olímpico donde, alcanzado su ecuador, la coreana Inbee Park pasó a liderarlo.

De séptima a decimotercera, de cuarta a vigésimo segunda, Azahara Muñoz y Carlota Ciganda se encontraban a cinco y siete golpes de la nueva líder, una distancia asequible que exigía, eso sí, actuaciones contundentes que tampoco se produjeron en la tercera jornada.

Fuente: R.F.E.G.