Los vientos del cambio azotan el golf profesional, girando con incertidumbre y oportunidad. Mientras que Jon Rahm, el español que una vez estuvo en la cima del ranking mundial, ha elegido un camino menos complicado en LIV Golf, su mirada permanece fija en el gran tapiz del deporte. Y en ese tapiz, ve un nuevo hilo emergiendo. Un vikingo destinado a tejer una leyenda: Viktor Hovland.
Una premonición resonante:
En el ocaso de su mandato en el PGA Tour, justo antes de lanzarse al LIV Golf, Rahm ofreció una visión de su premonición en el podcast Subpar. Cuando surgió la pregunta sobre el próximo heredero del trono número 1, la respuesta de Rahm resonó con la claridad: «Viktor Hovland debería ser, en mi opinión, el que está por delante. Hay muchos jugadores con potencial para hacerlo, pero basado en su progresión en los últimos años, creo que él sería el claro número 1 del Ranking Mundial».
Esto no es un mero elogio de un compañero de la Ryder Cup. Rahm ha sido testigo de cómo Hovland, el joven prodigio noruego, se ha transformado en una fuerza de la naturaleza. Sus caminos se cruzaron brevemente en la Ryder Cup de 2023, una sinfonía de dominio europeo en la que ambos contribuyeron, aunque no compartieron escenario. Pero es el ascenso implacable de Hovland, cree Rahm, el que pinta el cuadro más vívido de la gloria futura.
«Viktor Hovland. En mi opinión, debería ser el que esté por delante. Hay muchos jugadores con potencial para hacerlo, pero basándonos en su progresión en los últimos años, creo que él sería el claro. Cualquiera que vea esto , y como seguidor de Viktor, lo entenderían».
El camino se bifurca:
Sin embargo, el panorama actual es un lienzo manchado con las pinceladas de la disrupción. Mientras Scottie Scheffler ostenta la corona del número 1, Hovland, el lobo hambriento que le pisa los talones, se sienta pacientemente en el cuarto puesto. Apenas 3,4 puntos de media los separan, una brecha que Rahm cree que Hovland tiene el talento y la tenacidad para salvar.
Pero el propio camino de Rahm para recuperar el trono se ha desviado. Su incursión en LIV, un circuito marginado del Ranking Mundial Oficial de Golf (OWGR), arroja una sombra sobre su propio ascenso. Sin embargo, la predicción de Rahm trasciende su ambición personal. Ve el ascenso de Hovland como una inevitabilidad, una fuerza que navegará por las turbulentas aguas de la lucha por el poder del golf.
Las pruebas de fuego de Hovland:
Incluso despojado de los puntos de LIV, Rahm podría encontrar consuelo en los sagrados terrenos de los Majors y los familiares fairways del DP World Tour. Su espíritu de ganador aún podría conseguir victorias en esos grandes escenarios, manteniéndolo relevante en la carrera del ranking. Y si logra conservar su estatus europeo, el DP World Tour podría ofrecerle otro camino para subir.
Sin embargo, es Hovland quien realmente enciende la imaginación de Rahm. En esta joven estrella, Rahm ve no solo un futuro número 1, sino un abanderado. La implacable búsqueda de la excelencia de Hovland, su glacial compostura bajo presión y su innegable talento, son estas cualidades, según Rahm, las que lo impulsarán a la cima.
Pero el ascenso de Hovland no estará exento de desafíos. La ruptura LIV-PGA Tour arroja una larga sombra sobre el juego, fracturando potencialmente la lealtad de los fans y los acuerdos de patrocinio. Hovland, atrapado en la encrucijada, debe navegar por estas aguas turbulentas con la misma elegancia que muestra en el campo.
Un legado forjado en el fuego:
Mientras Rahm traza su propio rumbo, sus ojos no se fijan únicamente en su propia brújula. Ve el panorama general, la evolución del deporte, y en esa gran narrativa, Hovland se destaca como el próximo capítulo que espera ser escrito.
Sólo el tiempo dirá si Hovland cumple la profecía de Rahm, pero una cosa es segura: el voto de confianza del español añade otra capa de intriga al drama que se desarrolla en el mundo del golf profesional.
Y así, el vikingo Hovland se prepara para reclamar su lugar entre los dioses del green, con el fuego de la profecía de Rahm ardiendo en su interior. ¿Podrá convertirse en el rey del fairway y escribir su nombre en la leyenda del golf?
