Hoy en día la inflación está en todas partes y por supuesto también en el golf.
Si desea comprender qué está sucediendo con la industria del golf en medio de su mayor auge desde los años 90, puede buscar en todas partes.
Desde una fábrica de acabados de hierro en las afueras de la ciudad de Ho Chi Minh. A a la planta de 100.000 ejes de acero al día en Amory, Misisipí. O en cualquier tienda de golf en todos los rincones del mundo.
Para muestra un botón. Nate Bertram, el gerente de la tienda The Golf Center en Grand Forks, Dakota del Norte lo confirma. Esta tienda de 550 metros cuadrados ha vendido más de 2,000 sets y palos desde que comenzó la pandemia
La razón estriba en que ha habido muchos golfistas nuevos que compraron por primera vez sets de palos estándar. Y por otra parte los clientes habituales buscan palos customizados a sus medidas. Todos luchan por hacer un pedido y que los pongan en la lista. Pero esa es una lista de espera.
Para Bertram no importa si tienes el puesto número uno en la lista. Todos los clientes están esperando sus palos. Con las fábricas de China recuperando la producción atrasada por culpa del Covid-19 todos los profesionales de equipamiento de golf saben que hay importantes retrasos.
Así por ejemplo en esta tienda estadounidense llevan esperando palos de algunos fabricantes más de cinco meses. La causa de los retrasos son las cadenas de producción y el transporte marítimo.
Por ejemplo, un fabricante tiene las varillas del palo pero falta la cabeza y esta no llega. Por este motivo el producto escasea.
Y cuando hay más demanda que oferta del bien se produce inflación. Si a eso le sumamos el éxito del golf como deporte post-Covid-19, es la tormenta perfecta.
Tanto así que el propio Bertram todavía está esperando un hierro 9 para él, que pidió el pasado Febrero.
Los fabricantes nunca esperaron un éxito como este
Después de la crisis del 2008 el golf a nivel mundial comenzó una decadencia lenta. El número de clubes de golf y de aficionados disminuyó gradualmente hasta 2015, cuando comenzó una etapa de lenta mejora.
Todo esto se reflejó en las cifras de ventas de los fabricantes, que por supuesto adaptaron su producción. Ninguno de los grandes vio venir la demanda post pandemia.
«El sistema no estaba preparado para una situación como la que aconteció», dijo John K. Solheim, presidente de Ping. Solheim y gran parte de su personal de logística, así como su equipo de ingenieros, tuvieron que dedicarse a instalar agarraderas, verificar el peso de los cabezales y doblar lofts para mantenerse al día con la increíble demanda del año pasado.
De hecho todavía se estaban quedando atrás, en gran parte debido a problemas de mano de obra. Eso aunado a incoveniente en la fabricación en otros países y escasez de diversas piezas que componen el palo.
Solheim explicaba la paradoja de que tenáin algunos modelos en existencia y otros no. Como era el caso de Stiff flex y R flex. Su cliente pedía un driver R flex lo recibía en dos días, pero si ordenaba el Stiff flex la demora era de varios meses.
Hasta en Bridgestone lo han notado
La inflación, junto con el exceso de demanda ha llegado hasta la sección de producción de bolas de golf del fabricante de neumáticos Bridgestone.
Según Dan Murphy, presidente y director ejecutivo de Bridgestone Golf, la planta de bolas de golf nunca se desaceleró una vez que reabrió después de un cierre de tres semanas en la primavera del 2020 por Covid-19.
A pesar de estar fabricando a un ritmo normal la demanda de sus bolas es la más alta que Murphy haya visto en 25 años de carrera.
Para este directivo que siempre pensó que un poco de escasez del producto era bueno se encuentra con la tesitura de que mucha escasez de los productos de golf puede ser algo muy malo.
Todo indica que la inflación de los productos de golf, así como de otros muchos todavía seguirá en el primer semestre del 2022.