Ryan Fox consiguió el Premio Seve Ballesteros, tras ser votado como el Jugador del Año del DP World Tour para 2022, culmina 12 meses extraordinarios dignos de un hombre de una familia con un renombrado pedigrí deportivo.
Su abuelo por parte de madre fue Merv Wallace, dos veces capitán del equipo de cricket Test de Nueva Zelanda que vio cómo el estallido de la Segunda Guerra Mundial limitaba su carrera Test a solo 13 partidos.
La mayoría de los observadores informados creen que habría ganado muchos más si no hubiera sido por la guerra, y Wallace también fue entrenador de Nueva Zelanda a mediados de la década de 1950.
También su padre fue un gran atleta
A Fox tampoco le faltan genes deportivos en su lado paterno, con el padre Grant ganando 46 partidos con los All Blacks y siendo parte del equipo que ganó la Copa Mundial de rugby inaugural en 1987.
Tenía poco menos de cinco meses cuando su padre levantó la Copa Webb Ellis en Auckland y, aunque admite que sus recuerdos de la carrera como jugador de Fox Snr son escasos, el deporte estuvo en la sangre de Fox desde una edad temprana.
Tenía claro su futuro como golfista profesional
Sin embargo, cuando llegó a la universidad, su atención deportiva se centró en el golf.
Ya jugando en la Universidad, contrató a su primer entrenador y, con su padre en la bolsa, inició una carrera que lo llevaría a convertirse en profesional en 2012.
Admitió que hubo momentos difíciles en esos primeros años y que estaba casi listo para abandonar el juego en 2013 antes de que una charla con su padre y un cambio de enfoque lo llevaran a un quinto lugar en el Australian Masters, donde Adam Scott, Matt Kuchar y Vijay Singh formaron los tres primeros.
Con su tarjeta asegurada, Fox no miró hacia atrás en su PGA Tour de Australasia local, ganando el Abierto de Australia Occidental en 2014 y el Campeonato PGA de Queensland en 2015.
Su debut en un Major se produjo en The Open Championship en julio de 2015, con Fox terminando empatado en el puesto 49 después.
