Cuentan que el origen de la limonada se remonta al siglo X. Se desconoce concretamente a quién se le ocurrió tal mezcla pero justo cuando el calor arrecia más de uno le estará agradecido al héroe anónimo que inventó la pócima para sobrevivir al verano. En cualquier momento del día y en par de minutos, se logra esta receta tan socorrida bien como acompañamiento de comidas y cenas o sencillamente como bebida refrescante.
Limón, agua y azúcar bastan para hacer la elaboración más clásica. Sin embargo, con el tiempo han surgido versiones donde se le añaden otros ingredientes como coco, hierbabuena, cereza, mango, sandía, jengibre, frambuesas, e incluso en algunos casos alcohol. La limonada aguanta todo lo que se quiera, a fin de cuentas, es de las bebidas más versátiles. Aunque su preparación dependerá del gusto de cada cual, de la finalidad y contexto, te compartimos tres adaptaciones de las más recurrentes y apetitosas.
Limonada de piña y jengibre:
Limonada de sandía y menta:
Ingredientes: sandía 1 kg, hojas de menta fresca, 20, azúcar moreno, 30g, 3 limones, agua 1 l, Hielo
Preparación: Pelar la sandía, retirarle las semillas y cortar en trozos. Exprimir los limones. Enjuagar las hojas de menta y machacarlas en una jarra con el azúcar. Mezclar los trozos de sandía, el zumo de limón con agua en la licuadora hasta obtener un líquido homogéneo. Colocar lo obtenido en una jarra con el azúcar y la menta machacada. Revolver y añadir hielo al gusto.
Limonada de zanahoria:
Ingredientes: 150 g de zanahoria, 5 limones, 1 naranja, 150 g de azúcar morena, agua con gas y cubitos de hielo.
Elaboración:
Pela y ralla la zanahoria. Exprime los limones y la naranja y mézclalos junto con el azúcar y la zanahoria en una jarra. Consérvalo en la nevera al menos 1 hora para que se enfríe, removiendo de vez en cuando para disolver bien el azúcar. Luego, cuela para eliminar la pulpa, añade cubitos de hielo y agua con gas.